Aquellos que me conocen saben de mi amor por el Club Deportivo Logroñés, ese amor nunca morirá, aunque ya prácticamente y por desgracia, el club como tal haya desaparecido. Pero como a uno le gusta el futbol desde chiquito, seguramente por "culpa" de mi padre, que empezó a llevarme a Las Gaunas a una temprana edad, se hace imposible quitarse ese gusanillo. Así que cuando llegué a Madryn, y más que nada por motivos familiares y por amigos, empezé a acercarme a la cancha con la curiosidad propia de un foraneo ante la posibilidad de ver un partido de futbol en un lugar, por otra parte, tan futbolero como Argentina. Como digo, las amistades y gran parte de mi familia madrynense eran hinchas del Club Guillermo Brown de Puerto Madryn, así que empezé de a poquito a asistir a los partidos y reconozco que poco a poco el sentimiento fue calando en mi, y si bien es cierto que al principio miraba el tema de una forma más aséptica y con algo de distancia, los momentos buenos y malos vividos en estos ya más de ocho años me han convertido en un hincha más de La Banda, como se le conoce acá.
Hace cuatro años Brown salió campeón del Torneo Argentino A, vendría a ser la Segunda B en España, pero en aquel entonces una mano negra y desde los despachos nos privó de un ascenso más que merecido, pero lo bueno del futbol es que da revanchas y este año si, con todo merecimiento, se han perdido solamente cuatro partidos en todo el año, La Banda salió primero en el torneo regular y acaba de salir campeón del nonagonal final, ocupando, por tanto, la única plaza de ascenso directo al Nacional B, vendría a ser la Segunda División en España. Felicitaciones a toda la familia browniana por semejante gesta y vayamos preparándonos para presenciar los grandes partidos que nos va a deparar la temporada que viene, mereció la pena esperar tanto, así se disfruta más.
