DE SYDNEY A LA ETERNIDAD

                     

 

 

 

Estábamos todos y todas tan contentos celebrando y disfrutando el rotundo éxito de la Selección Española de Fútbol el pasado domingo en un tórrido mediodia de agosto en el que se consagraron por primera vez en la Historia como Campeonas del Mundo, cuando de repente empezamos a asistir anodadados a la última salida de tiesto de un señor que ostenta el cargo de máximo representante del fútbol español. Y es que se entiende que son momentos de euforia, de una tremenda alegría, pero ni tan siquiera eso es óbice para justificar el rato de vergüenza ajena que el Sr. Rubiales nos hizo pasar a todos y todas los que mirábamos ojipláticos como el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, se restregaba prácticamente con los cuerpos de las futbolistas a medida que estas iban recogiendo sus medallas. Pero todavía nos faltaba el plato fuerte, se ve que el hombre debió de pensar que no era suficiente esas muestras de efusividad, y ni corto ni perezoso, sujetó por la cabeza a la jugadora Jenny Hermoso y le planto un beso en los morros que casi deja en pañales al de Burt Lancaster a Deborah Kerr en la famosa "De aquí a la eternidad".

Más tarde nos enteraríamos de que este no iba a ser el único momento bochornoso con el que nos iba a obsequiar el de Motril, para más escarnio y vergüenza y en un momento en que las protagonistas debían de ser las chicas y su gran logro, nos llegaba la imagen del Sr. Rubiales en el palco que compartía, entre otros con el Presidente de la Fifa y con S.M. la Reina Leticia, tocándose ostensiblemente sus partes nobles, en una imagen que ha dado ya varias veces la vuelta al mundo, que ha sido portada de la prensa tanto nacional como internacional, y que le perseguirá por siempre vaya donde vaya y haga lo que haga.

Pero, a mi parecer, siendo todo esto lo suficientemente grave, lo es más, que el personaje en cuestión, ya no es que no saliera a reconocer su error y a pedir disculpas a los pocos minutos, es que en una suerte de "sostenella y no enmendalla", daba una patética y lamentable entrevista en la Cadena Cope en la que además de no dar ni un paso atrás, trató de gilipollas y tontos del culo a todos aquellos que se atrevieran a afearle el comportamiento.

Es por eso, que las disculpas a medias, que lanzó en un video en una escala en Doha, que más que disculpas son justificaciones y estoy seguro que casi obligadas ante el cariz que semejante comportamiento estaba empezando a tomar no solo ya en la sociedad española, si no en la mayoría de sus representantes, llegaron tarde y son poco creíbles. Este señor debería de hacerse y hacernos un favor a todos y presentar de manera inmediata su dimisión del cargo que ostenta, aunque conociendo su chulería y prepotencia, a buen seguro tengamos que seguir aguantando sus astracanadas y su cuñadismo de barra de bar un tiempo más.