sábado, 31 de agosto de 2013

CARPE DIEM

         
                                   




Hace unos dias atrás mientras daba uno de mis reconfortantes paseos por la costa junto a mi perra, no me pregunten por que, me vino a la cabeza una reflexión sobre lo efímero, muchas veces de las relaciones humanas. Si nos paramos a pensar nos daremos cuenta de que a lo largo de la vida de uno, pasamos por diferentes etapas en las que conocemos gente que nos acompaña un tiempo, más o menos largo, y que luego  perdemos de vista, a veces se pierde hasta la relación, otras en cambio, y por diferentes motivos, dejamos de frecuentarla o no la vemos tan seguido como acostumbrábamos.

La mayoría de las veces, bien por las prisas o por el trajín cotidiano no somos conscientes de que vivimos momentos únicos, momentos de los que quizás en un tiempo más, sólo nos quedará el recuerdo. Por eso creo que deberíamos de ser conscientes de que esos momentos seguramente tengan fecha de caducidad y de esa manera tratar de capturar de algún modo las vivencias que disfrutamos. Seguramente pasarán unos años y nos tocará vivir otra etapa en nuestra vida, a lo mejor lejos de nuestra tierra, o quizás sea algún amigo el que tenga que partir, o puede que, como suele ocurrir, aquella pareja tan agradable con la que compartíamos mesa y mantel a menudo, se hayan separado y la vida los haya llevado por otros derroteros.

Claro que como contra partida, también según pasan los años vamos conociendo gente nueva, nuevos amigos que nos acompañarán un trecho, quien sabe si largo, de nuestra vida, nuevas relaciones que vendrán a mitigar de alguna manera, el recuerdo de aquellas que quedaron atrás, y eso si, unas y otras compondrán al final del camino el perfecto collage de lo verdaderamente importante, la personas que de una u otra forma han influido en nuestro paso por la vida.

Por mi parte, tengo clara la enseñanza, Carpe Diem, aprovecha el momento.