¿QUIEN JUZGA A LOS JUECES?
Más a menudo
de lo que nos gustaría, el ciudadano de a pie queda perplejo y sin acertar a
entender algunas de las decisiones que toman aquellos que están llamados a
impartir Justicia, y a velar por la tranquilidad y el bienestar de la comunidad.
A veces resulta muy difícil entenderlas y llegan incluso a causar indignación
entre la ciudadanía, que no se explica como se protegen antes los intereses de
aquel que ha cometido un ilícito, y no, como el sentido común indica, los de
aquellos que lo sufren.
Suele ser,
por desgracia, bastante habitual encontrarse con noticias que dan fe de delitos
cometidos por delincuentes que, vaya usted a saber por que razones, han
recibido unos beneficios a los que sin duda no son merecedores, beneficios que
aprovechan, en muchos casos, para seguir engordando su currículum delictivo, y
llevar de esa manera intranquilidad a una sociedad que pensaba tener ese
problema solucionado cuando cuando el reo fue puesto a disposición de la
Justicia.
Presos que
se escapan mientras se entregan a la jardinería, que pena que no llegaran a ese
hobby a una edad más temprana, convictos que son trasladados a otras ciudades
para ver a su novia, triste pero cierto, usando infraestructuras del estado,
condenados con sentencia firme que en vez de ser enviados a una cárcel, como
corresponde, son merecedores de prisión domiciliaria, la cual se saltan a la
torera cuando les viene en gana.
Hace unos
días, en nuestra ciudad, un Juez, otorgó a un abusador de una nena de 12 años,
y a pesar de haber sido condenado, el beneficio de esperar la sentencia en su
casa, yo me pregunto, ¿de verdad pensaba el Sr. Juez que el abusador en
cuestión iba a quedarse en su casa tan pancho esperando que le impongan la
condena?, pues va a ser que no. El tipo agarró y puso pies en polvorosa, ahora
la Justicia ha emitido una ley de captura nacional e internacional, si no fuese
tan dramático causaría risa, hay que buscar a alguien que tenían y que dejaron
escapar, y rogar para que el susodicho, en este interín, no vuelva a
atacar. Quiera Dios que sea atrapado
antes de que tenga la oportunidad de hacerle daño a otra nena, pero si no es
así, ¿dormirá tranquila la persona que autorizó ese beneficio?, ¿se acercará a
la familia de la victima a explicarles en que estaba pensando cuando lo otorgó?
Ojalá alguna vez entiendan que cuando se caza al lobo, hay que guardarlo, no se
lo puede soltar donde pastan las ovejas.